viernes, 7 de marzo de 2008

Una reliquia sacada del olvido

MUY BIEN.
En sus comienzos el molino contaba con una clientela que abarcaba desde La Aldea de San Nicolás hasta Las Palmas de Gran Canaria. En 1981 dicho molino cesa su actividad al incorporar la industria nueva en otro lugar del municipio de Santa Lucía, facilitando una producción industrial mayor y con menos esfuerzo.
Desde entonces, las antiguas instalaciones han permanecido abandonadas. Durante años las palomas han adoptado el edificio como lugar donde anidar llenando cada una de sus salas de excrementos. Tras un proceso de rehabilitación, el molino, declarado Bien de Interés Cultural, ha recuperado el encanto que desprendía en su época. Las moledoras, el motor, los anclajes y cada una de las piezas recuperadas reposan ahora entre paredes blancas listas para ser enseñadas al mundo.
Las reformas realizadas en el molino se ampliaron a la casa donde habitaban los dueños, convertida ahora en un amplio salón. La idea que se pasea por las mentes de algunos implicados es la de crear un museo que exponga las diferentes partes del molino, el proceso de producción del gofio y la fabricación de un restaurante donde se sirvan recetas realizadas con este producto. Aceite y vinagre. En la casa adosada al molino se pretende traspasar la tienda de aceite y vinagre que posee el municipio en Jinámar. Además, la Escuela Taller de Santa Lucía tiene en proyecto la rehabilitación de un horno de leña antiguo cuya ubicación quedará al lado de la tienda. Lo que pretenden es reunificar los tres BIC con los que cuentan.